Cortesía de Yenli Lemus Domínguez
Niños observan el Baño de la Americana. |
Justo antes de concluir el habitual recorrido que
realizan los excursionistas al interior de la conocida Cueva de Bellamar,
ubicada a unos 125 kilómetros al este de La Habana, visitantes cubanos y
extranjeros quedan cautivados por la leyenda de El baño de la americana.
Cuenta la historia
no ajena a la subjetividad oral, que atraída por la belleza de la espelunca, a
inicios del siglo pasado una atractiva periodista norteamericana se distanció
del grupo explorador, y a pesar de la exhaustiva búsqueda de los guías más
especializados, nunca apareció.
Vista por última
vez refrescándose en la entonces llamada Fuente milagrosa, espacio de la
caverna cubierto por agua que da paso a otras intrincadas galerías, el lugar
comenzó a identificarse con el sobrenombre de La fuente misteriosa, al cual se
impuso mediante el relato: El baño de la americana.
Más cerca...
Foto tomada de http://www.blogger.com
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Lo cierto es que
aunque el escritor Leovigildo Rodríguez Hernández en el libro Baiguana y el pez
embrujado, título publicado en 2002 bajo el sello de Ediciones Vigía, recrea la
historia de un verosímil modo, la impronta del tiempo pone en duda la certeza
de la misma.
Algunos
investigadores afirman que la leyenda se conoce mucho antes del siglo XX, y en
época colonial el origen de la protagonista no se encontraba en el llamado
nuevo continente si no en Europa, apreciación que infunda un origen comercial a
la historia en pos de enriquecer los misterios del lugar.
Verdadera o no,
el centro turístico más antiguo de Cuba es todavía un popular destino en la
provincia de Matanzas para quienes de la mano de experimentados guías,
pretenden descubrir las bellezas subterráneas de la Isla caribeña, tal vez en
búsqueda de fantasmas, pero sin temor a extravíos inesperados.
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