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lunes, 13 de enero de 2014

El deseo.



Un hombre encontró la lámpara de Aladino tirada por ahí. Como era un buen lector, el hombre la reconoció y la frotó. El genio apareció, hizo una reverencia, se ofreció:
_Estoy a su servicio, amo. Pídame un deseo, y será cumplido. Pero ha de ser un solo deseo.
Como era un buen hijo, el hombre pidió:
_Deseo que resucites a mi madre muerta.
El genio hizo una mueca:
_Lo lamento, amo pero es un deseo imposible. Pídame otro.
Como era un buen tipo, el hombre pidió:
_Deseo que el mundo no siga gastando dinero en matar gente.
El genio tragó saliva_
_ Este… ¿Cómo dijo que se llamaba su mamá?


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