Hace unos pocos años escuché hablar del Guajiro Cubano, un sujeto virtual que no publica sus datos personales y que tiene más de dos mil seguidores en facebook; comparte poesía y canciones en su página y es un romántico empedernido.
Sin rimbombancias y con sencillez de guajiro, fundó su propio blog y propuso varias encuestas, la más popular, aquella dónde invita a sus amigos aadivinar su nombre.
Tengo la ventaja, por sobre la gran mayoría de sus seguidores virtuales, de conocer personalmente al Guajiro, de compartir madrugadas de canciones y redescubrir versos de poetas de incalculable valor. Es un hombre tal cual se pinta (y no del todo, porque le sobra modestia para fotografiarse con virtudes que me recuerdan al Che)
Pero no pregunten su nombre, es “Guajiro”; casado, tiene tres hijos, muy buen cocinero, almirante de una familia que lo admira y respeta, con costumbres afianzadas por los años, y con el sentido de pertenencia más alto con su país y su gente... se merece el cariño y me siento orgulloso de llevar su apellido: “Cubano”.