Memorias del
subdesarrollo en 1973
recibió el premio
especial del New York Film Critics Circle.
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En Cuba vivimos como si nada, es una rara herencia que nos
va dejando la revolución…
Los niños, son niños por mucho tiempo, casi hasta su
juventud.
Los viejos duran más, por eso acarrean con sus dolores y comparten
poco sus experiencias.
Nos creemos que somos el ombligo del mundo, cuando en
realidad solo somos una aldea.
Todos quieren vivir bien sin trabajar mucho.
El estado se ocupó de protegernos y muchos perdieron la
capacidad de defenderse solos.
Viejas y feas costumbres regresan a merodear entre nosotros,
como la corrupción, la prostitución o el robo, muchos no saben vivir de otra
forma ya.
Nos quieren despojar del pensamiento solido y certero, ellos no se enteran, pues supuestamente resulta
mejor ver un compacto preparado para entretenernos y conquistarnos.
Creo que debemos salir del carapacho, de la urna de cristal.
Desarrollarnos en la mente primero.
Evolucionar no estaría mal.