A propósito de post compartido en FB.
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Mi canción es una bala/ que penetra los sentidos,
es canto comprometido/ que los sentimientos tala;
es melodía que avala/ el poder de la creación.
Mi canto es la inspiración/ del poeta pueblerino,
del niño, del campesino,/ una bala es mi canción.
De José Granado.
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Una vez más, una foto genera multitud de
opiniones encontradas y controvertidas: unas de convencimiento en su postura,
como la de Elida Mandin, y otra de duda de buena fe como la de Otinik Morán. ¿Y
por qué?
Pues porque cada cual es un
universo de ideas libres, como lo son las ideas llenas de odio de los llamados
amantes de la libertad de expresión, que dicen falta en los países que ahora se
han unido por su definitiva independencia en Latinoamérica. Y yo me pregunto
como bien dice Elida, ¿qué sería de esos seres en estos países de otra idiosincrasia,
que nos desprecian, si fuéramos analfabetos o sub-escolarizados?
Porque incluso teniendo una
formación profesional muchos hemos sufrido ese desprecio a cambio de un
mendrugo, dejando nuestra dignidad bañada por un escupitajo xenófobo o racista.
Que lance la primera piedra quien no haya soportado fuera de su tierra la
humillación de ser diferente.
Que los
dirigentes de la Revolución Cubana,
y lo escribo con mayúsculas, porque no ha habido otra tan grande, que
esos dirigentes han cometido errores y tonterías, admitido. Admitamos
también que bregan contra tempestades de putadas con que les han minado el
camino que propusieron a la nación, como les ha pasado a cuantos líderes y
países han querido trazar su propio destino de manera diferente.
¿Y se llaman católicos y
cristianos esos que desean la muerte o los cánceres a estas personas que piensan
distinto, e intentan llevar a puerto sus naves?
Es de escuela primaria la tesis.
Comparemos una
revolución social, si lo es de verdad, con una familia recién
formada. Todos en el edificio pagan una renta al casero, trabajan para un mismo
patrón, tienen las costumbres heredadas de sus respectivas familias, etc.; pero
ay de esa familia si busca un alquiler más razonable con el casero, si le piden
un aumento de salario al dueño, si quieren
cambiar de empresa, o buscan un nuevo
círculo de amistades. Entonces ya no encajan, les hacen la vida imposible, les
"meten ruido en el sistema", como decimos en Cuba, "les meten
palos en las ruedas", como se dice en España, los tachan de snobs, mala
gente, egoístas.
¿Por querer buscar su bienestar a
su manera y por sus medios, por creer que es lo mejor para sí, deben ser criminalizados?
Ahí están los
informes de Naciones Unidas, los diarios, los documentos
desclasificados, que revelan las putadas sufridas por Cuba y los países y
líderes que han buscado vías distintas a las dictadas desde la otra orilla. Yo
no sé lo que es el comunismo, y dudo que alguien lo sepa, pues ni
la URSS lo alcanzó; sí sé, y los
sietemesinos también lo saben, lo que es el capitalismo, lo que es soportar
subidas de precios, de facturas, que te echen a la calle, del trabajo, que te
escupan, y no es metáfora, que te digan "vete a tu puto país", que te
digan "eso son lentejas, las comes o las dejas".
Aunque mueran esos
tres personajes, los hechos no cambiarán, el fuerte puteará al débil si se le deja, y yo me alegro de haber nacido y crecido en un país donde se me enseñó a
defender mi dignidad, a buscar el camino que estimase mejor; y de hecho así lo
hice, y resulta que elegí una mierda, que me vendieron una moto sin ruedas.